Si se conservara un mínimo
residuo de superstición, resultaría difícil
rechazar de hecho la idea de ser mera encarnación, mero instrumento
sonoro, mero medium de fuerzas poderosísimas. El concepto
de revelación, en el sentido de que
de repente,
con indecible seguridad y finura, se deja ver, se deja oir
algo, algo que le conmueve y transtorma a uno en lo más
hondo, describe sencillamente la realidad de los hechos. Se
oye, no se busca; Se toma, no se pregunta quién es
el que da; como un rayo refulge un pensamiento, con necesidad,
sin vacilación en la forma —Yo no he tenido jamás
que elegir. Un éxtasis cuya enorme tensión se
desata a veces en un torrente de lágrimas, un éxtasis
en el cual unas veces el paso se precipita involuntariamente
y otras se torna lento; un completo estar-fuera-de-sí,
con la clarísima consciencia de un sinnúmero
de delicados temores y estremecimientos que llegan hasta los
dedos de los pies; un abismo de felicidad, en que lo más
doloroso y sombrío no actúa como antítesis,
sino como algo condicionado, exigido, como un color necesario
en medio de tal sobreabundancia de luz; un instinto de relaciones
rítmicas, que abarca amplios espacios de formas —la
longitud, la necesidad de un ritmo amplio son casi
la medida de la violencia de la inspiración, una especie
de contrapeso a su presión y a su tensión...
Todo acontece de manera sumamente involuntaria, pero como
en una tormenta de sentimiento de libertad, de incondicionalidad,
de poder, de divinidad... La involuntariedad de la imagen,
del simbolo, es lo más digno de atención; no
se tiene ya concepto alguno; lo que es imagen, lo que es símbolo,
todo se ofrece como la expresión más cercana,
más exacta, más sencilla. Parece en realidad,
para recordar una frase de Zaratustra, como si las
cosas mismas se acercasen y se ofreciesen para símbolo
("Aquí todas las cosas acuden acariciadoras a
tu discurso y te halagan: pues quieren cabalgar sobre tu espalda.
Sobre todos los símbolos cabalgas tú aquí
hacia todas las verdades... Aquí se me abren de golpe
todas las palabras y los armarios de palabras del ser: todo
ser quiere hacerse aquí palabra, todo devenir quiere
aquí aprender a hablar de mí")—.
Friedrich
Nietzsche Ecce homo
Cómo se llega a ser lo que se es
Traducción de Andrés Sánchez Pascual
Alianza Editorial
El Libro de Bolsillo
Clásicos
Madrid, 1984
Así habló Zaratustra
Libro para todos y para nadie