Los conceptos y proposiciones
sólo cobran "sentido" o "contenido" a
través de su relación con experiencias de los sentidos.
El nexo entre éstas y aquéllos es puramente
intuitivo, no es en sí de naturaleza lógica.
Lo que diferencia a la vacía especulación
de la "verdad" científica no es otra cosa que el
grado de certeza con que se puede establecer esa relación
o nexo intuitivo.
El sistema de conceptos, junto con las reglas sintácticas
que constituyen la estructura de los sistemas conceptuales, es una
creación del hombre.
Cierto que los sistemas conceptuales son en sí
completamente arbitrarios desde el punto de vista lógico,
pero están subordinados a la finalidad de hacer viable una
coordinación lo más cierta (intuitiva) y completa
posible con la totalidad de las experiencias sensoriales; en segundo
lugar, aspiran a la máxima parsimonia con respecto a sus
elementos lógicamente independientes (conceptos fundamentales
y axiomas), es decir, conceptos no definidos y proposiciones no
derivadas.
Una proposición es correcta cuando, dentro de
un sistema lógico, está deducida de acuerdo con las
reglas lógicas aceptadas.
Un sistema tiene contenido de verdad según con
qué grado de certeza y completitud quepa coordinarlo con
la totalidad de la experiencia.
Una proposición correcta obtiene su "verdad"
del contenido de verdad del sistema a que pertenece.
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